A un paso de Borg



Rafael Nadal consiguió su tercera victoria consecutiva en Roland Garros tras derrotar en la final a un Federer (6-3, 4-6, 6-3, 6-4) al que se le resiste el 'grande' parisino.

Como casi siempre que se enfrenta a Nadal, el primer contacto de Federer con la pelota fue a parar muy lejos de la línea. El segundo, también. La simple visión de su oponente sobre el escenario que más desea conquistar borró de un plumazo todas sus buenas sensaciones acumuladas tras su victoria en la final de Hamburgo.

La ciudad alemana, su humedad perenne, su baja temperatura, contrasta con el calor de París a mediados de junio y su arcilla al rojo vivo, seca, suelta, rápida, donde la bola bota y sube hasta el cielo azul, donde Rafael Nadal se siente invencible.


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