Los carnavales son la fiesta más animada del planeta, en casi todo el mundo y en América se celebran en el mes de febrero.
Los carnavales son fiestas que se relacionan con los ritos europeos de solsticios o equinoccios agrarios fecundativos o genésicos. La palabra Carnaval quiere decir “Quitar la carne”, una prohibición de la iglesia en la cuaresma, que se convierte a su vez en una irreverencia lúdica de liberación ante la iglesia.
En Roma, las antiguas Saturnalias en honor a Baco y las Dronias helénicas, se caracterizaban por la libertad que gozaban los esclavos para burlarse de los amos, vestirse y comer como aquellos.
Constituirán los orígenes mas ciertos del carnaval contemporáneo. Fernando Ortiz contaba que entre los negros de la Costa de Guinea, sucedían análogamente, (también en otros países del Hemisferio Oriental), la Europa colonialista en donde expulsaban los malos espíritus.
En América Latina heredaron estas fiestas, en Bolivia, los carnavales de Oruro, crean un soberano espectáculo folclórico que dura varios días. Desfilan con disfraces que pesan hasta 60 libras, para llegar en caminata de cinco kilómetros hasta la Virgen de la Candelaria, una deidad andina muy adorada, patrona de los mineros. La fiesta proviene de las rebeliones contra la religión del colonizador. Participan unos treinta mil danzantes en fraternidad durante diez días de procesiones.
Oruro esta situado a 3 mil 700 metros sobre el nivel del mar, una ciudad azotada por el viento del altiplano y sus moradores llevan una vida espartana, con muy pocos estímulos. Pero durante la semana de carnaval esta vida cambia: los habitantes se disfrazan de demonios para adorar a su Virgen. La UNESCO cataloga estas fiestas como Patrimonio Mundial de la Cultura Intangible.
Brasil también organiza sus fiestas en febrero, consideran estas fiestas las más animadas del planeta. Hace 185 años, en la época de Pedro I, salieron en Rió de Janeiro 8 carrozas y 36 caballeros. Los bailes de disfraces fueron conocidos desde 1835. El primer baile de mascaras fue el 23 de febrero de 1846. En 1854 comenzaron las carrozas. La primera cabalgata se realizo en 1855.
El carnaval llevado por los portugueses a Brasil era un jolgorio de excesos y brutalidades, llenos de comilonas, tropelías, alboroto y juerguistas que arrojaban a los transeúntes cubos de agua, seguidos de sacos de carbón. En las calles se abrían huecos tapados para que cayera la gente en los desfiles. Andando el tiempo, la gente marchaban con máscaras, se tiraban flores y almendras.
Hoy las fiestas son una réplica de las tradiciones con proposiciones más pomposas, pero la violencia no se ha detenido, un despacho de la agencia internacional da cuenta de que todos los años arrojan el triste balance de más de cien victimas dentro del exceso de euforia, de borracheras sin tregua y danzas sin descanso. Para los cariocas no hay forma más poética que morir en pleno carnaval.
Pero eso sucede en el mundo arrabalero, carnaval de la elegancia se organiza en el Sambódromo de Río, con capacidad para más de cien mil espectadores, generalmente turistas que pueden pagar las altas sumas de dinero. El Sambódromo fue concebido por el arquitecto de la ciudad de Brasilia, Oscar Niemeyer.
La música que preside los carnavales de Río es el samba, con fabulosas carrozas y comparsas de unos 500 integrantes con una infatigable actividad coreográfica, en fascinante rituales de fertilidad y diversión. Más de cuatro mil bailarines y artistas participantes bajo un clima de 40 grados de calor sofocante (hace calor en Brasil), con una música excitante de éxtasis y frenesí colectivos. Los desfiles se mantienen de viernes a domingo, un descanso después para ofrecer los premios el martes.
En Uruguay el carnaval no es tan participativo, se ha convertido en un desfile ante muchos espectadores pasivos, es como un teatro de la palabra carnavalesca. Argentina cuenta con sus fiestas que algunos consideran entre las más apreciables del continente, los festejos se celebran exactamente en Gualeguaychú.
Venezuela presenta los carnavales de Caracas y otras ciudades, con juegos desbocados que se remontan a 1873. Cuatro días de desfiles con diablitos, madamas con máscaras coloniales, comparsas de 300 integrantes. Las fiestas caraqueñas tradicionalmente contaban con orquestas cubanas de primer nivel: Aragón, Sensación, Fajardo y sus estrellas, La Sonora Matancera.
Colombia cuenta con carnavales muy mestizos, especialmente en la zona de Barranquilla que durante 96 horas continuas, con el sabor de la cumbia. Días antes celebran un animado Carnaval Internacional de las Artes, la reflexión como espectáculo, en el que invitan a figuras connotadas de las artes.
En la bahía del Callao, en Perú organizan unas fiestas donde mezclan lo indio, lo afro y lo español.
El Caribe no podía dejar de contar con sus carnavales en diversos pueblos, donde la afro tiene preponderancia, como en Haití, -antes del terremoto- donde las familias desfilan en una turbulenta inconformidad.
En Cuba los carnavales se celebraban también en el mes de febrero, igual que en otras partes del mundo, pero por diversas causas se han cambiado las fechas. Últimamente no es un carnaval de mucho lujo, pero musicalmente sigue siendo una potencia mundial. Además de los ritos y el folclor tradicional que es muy rico en Cuba y que se mantiene a buen resguardo en los barrios de La Habana, Santiago de Cuba y otras provincias y pueblos cubanos. El carnaval hace falta, porque la fiesta anima la vida y da alegrÍa, la sal de la vida. Las tradiciones se alimentan, quedando como la mejor muestra de identidad a la hora de afirmar nuestra nacionalidad.
[Rafael Lam]
El Carnaval de Oruro, Bolivia