La Orquesta Aragón, la charanga eterna, la sinfónica popular cubana celebró su cumpleaños 70 en el teatro Auditórium Amadeo, ante un público fiel a la querida orquesta de los años.
En medio del 31 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el concierto se organizó, en el momento en que el cine Yara tenía una fila de asistentes que doblaba por la calle L y 21.
La Aragón invitó a sus continuadores músicos, Los Aragoncitos de la Escuela Paulita Concepción del Cerro, donde mismo ofrece clases una de las hijas de Rafael Lay Apesteguía. También fueron invitados, los presentadores Eduardo Rosillo y Víctor González, la actriz Aurora Basnuevo, los cantantes Leo Vera y Bárbara Llanes que cantaron Quiéreme mucho. A continuación Bárbara Llanes cantó Noche Azul de Ernesto Lecuona; en esta ocasión la acompañó Rafaelito Lay Bravo, con un “sólo” de violín.
No faltó la pareja de baile de Los Santos y un homenaje a Benny Moré que tanto hizo por la Aragón. La Aragón en un popurrí ofreció algunas de las canciones antológicas, popurrí que dejó con deseos a los oyentes tan interesados en las canciones de la vieja guardia. En verdad el concierto resultó bien corto para las expectativas de los asistentes.
Al concierto asistió el Presidente del Instituto Cubano de la Música Abel Acosta quien, al final, departió en el salón de los artistas, con los músicos homenajeados.
La Aragón es la orquesta que ha transitado 70 años ofreciendo bailes populares a toda Cuba y buena parte del mundo; es sin dudas, la mejor carta de presentación que posee Cuba a la hora de afirmar nuestra identidad.
El sonido indiscutible, el timbre tan depurado, las voces al unisonó, empastadas como una sola. La flauta, las composiciones y las orquestaciones de Richard Egues que le dieron el toque esencial y mágico a la charanga cienfueguera. La dirección acertada, inteligente y brillante de Rafael lay Apesteguía. El ensamble casi perfecto de toda la orquesta que forma como un tutti. Es lo que se llama un concepto musical. La Aragón es como una escuela de música para los estudiantes de conservatorios musicales. Una directora de orquesta sinfónica argentina, en una ocasión, en un concierto de la Aragón me dijo: “No conozco su música, pero, todo está hecho correctamente”.
Con esas posibilidades, la Aragón llegó a presentarse en el Conservatorio Tchaikovski de Moscú, y en el Olympia de París a toda gala. En una orquesta que creó un sello identificativo y amable, una de las cosas más difíciles de lograr en la música. Ya es hora de que los estudiantes de música comiencen a conocer sus tradiciones, junto a las de Europa. La música cubana es más difícil de interpretar que la música de concierto europeo. La cubana exige el dominio de la clave, el conocimiento de ritmos bien especiales.
“En la Aragón todo estaba bien hecho –me dijo, antes de fallecer, Pepe Olmo en su casita del Canal-, por eso me quedé en la orquesta hasta el final. Richard Egues y las voces de la Aragón eran la mitad de la orquesta; la otra mitad era la dirección de Rafael Lay Apesteguía. Cuando anunciaba alguna grabación, Bacallao y yo, dejábamos de tomar y fumar”.
La dulzura de las voces de la Aragón le daban un sabor especial, inigualable. Eran voces naturales, no engoladas como se acostumbraban en otras orquestas tradicionales. Tanto las voces como las ejecuciones de los instrumentistas, creaban versiones de canciones que nadie pudo superarlas.
Considero que la Aragón debe contar con un espacio fijo, diario en la radio cubana, un sitio o peña semanal o mensual en algún sitio de la ciudad habanera. Cómo es posible que tantas charangas fabulosas de Cuba estén sin presentarse constantemente en la capital donde tantos visitantes y turistas buscan esa música eterna? Dónde toca la orquesta Sensación, que hay un a sola, Melodías del 40, Estrellas Cubanas, La Charanga de Oro, Sublime? Por qué no cuidamos con más amor nuestras tradiciones?
Recordemos las palabras de Alejo Carpentier, “Cuidemos nuestras tradiciones”.