Aspiazu, uno de reyes de la música cubana

Justo Ángel Aspiazu, es uno de los músicos emblemáticos de Cuba, este año se conmemoraron dos aniversarios del gran músico: 105 de su nacimiento y 65 de su fallecimiento
(Cienfuegos, Las Villas, 11 de febrero de 1893/ La Habana 20 de enero de 1943).


Familia
Justo Don Aspiazu, a diferencia de la mayoría de los músicos populares procedió de una familia pudiente, bien conectada con el poder político y con pasión por la música. Su padre Santiago era ingeniero civil y músico. Su mama maestra y aficionada musical. Su abuelo José llegó de España en 1840, cuando los ritmos cubanos despegaban. Fue coronel y ayudante auxiliar del General Máximo Gómez. Y sorprendentemente su bisabuelo fue músico, había tocado con la reina Isabel II.

Niñez
Justo estudió con su hermano Eusebio (conocido artísticamente por Mario Antobal), ambos desde niño fueron enviados a los Estados Unidos, donde pasaron la mayor parte de su niñez. Estudió piano, composición y sobre los ocho años ya tocaba el acordeón.

En la adolescencia lo matriculan en Cuba en una escuela militar con el objetivo de encaminarlo en la vida militar, pero fue expulsado por desobediencia. En 1927 se casa con la cubana-alemana, hija del general José Braulio Alemán, participante de la Guerra de Independencia. En ese entonces su hermano Antobal era secretario de la presidencia en el gobierno de Menocal. Por su influencia, como regalo de boda, Antobal envió a Justo de cónsul de Cuba en Guatemala. No llegó a desembarcar, pues allá se gestó un golpe de estado al presidente Manuel Estrada Cabrera. Para suerte de la música americana, parece que Justo estaba destinado a encaminar su vida hacia la revolución de la música cubana en el mundo.

Regresa a Cuba y trabaja un tiempo en la compañía de teléfonos. Finalmente, a mediados de la década de 1920 funda su orquesta para presentarse en el aristocrático Hotel de cinco estrellas, Almendares, comparado con el Dupont y el Morgan. Emprenden una gira por todo el país, donde no tuvieron mucha resonancia.

Quién fue el músico don azpiazu?
Fue el director de orquesta Havana Casino que en mayo de 1930 llevó, con el cantante Antonio Machín, la canción El Manisero, de Moisés Simons a Nueva York, lo grabó y popularizó para la historia, comenzando con ellos el primer Boom de la música cubana y latina en América y posteriormente en el mundo. A partir de entonces la industria de la música comenzó a desarrollar la difusión de la música en todo el continente americano.
Debutaron el 26 de abril de 1930 en el Palace Theatre de Broadway, el teatro de la música latina, Machín, con una lata lanzaba cucuruchos de maní cubano mientras cantaba el son-pregón, El Manisero, también interpretaron otros géneros cubanos, con ritmos de sol ardiente tropical, como Rumba craze y la supervivencia de la Habanera “Por tus ojos negros”.

Según escribió John Store Roberts, el atractivo de la orquesta residía en la manera de tocar, en la manera de hacerlo la música cubana con un sonido único y peculiar con un sello característico y auténticó con maracas, claves, guiro y bongó, congas y timbales, el arsenal percutido de Cuba que dejaría una huella permanente y para siempre en la música mundial que nos caracterizaría. Fue el primero que presentó esos instrumentos típicos en los Estados Unidos. Y, a su vez, fue un precursor del llamado latin jazz (afrocubano o afrolatino). También tuvo mucho que ver en la introducción de la percusión cubana en las orquestas sinfónicas del mundo; la percusión exótica tan llena de matices, con zumbidos embrujadores, sus caricias de seda herida, como decía ÉmileVullrmoz

La orquesta de Don Aspiazu fue considerada por Alejo Carpentier como “una obra maestra, con ella nos pusimos en la vanguardia de la música latinoamericana.”

“La orquesta de Aspiazu viene a desalojar definitivamente la música americana de los dancings parisienses. ¡Con decir que, actualmente, en el cabaret de los Campos Elíseos que ha contratado a Don Aspiazu, el público bosteza cuando la orquesta de jazz y la de tango se hacen oír, en espera de que los cubanos “revienten” un son bien criollo! ¡Ha muerto el jazz! ¡Viva el son!...” (Alejo Carpentier, 20 de noviembre de 1932, revista Carteles)
En 1939 Azpiazu regresa a La Habana, se presenta una temporada en el Hotel Sevilla Biltmore y en 1940 se retira de la música.