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De empleada doméstica a ministra de justicia en Bolivia

Casimira Rodríguez tiene como reto modernizar unos de los sistemas judiciales más corruptos de América Latina; sus detractores piden su renuncia argumentando de carece de experiencia.

Casimira Rodríguez tenía 13 años cuando salió de su casa, dejando atrás familia y la tierra de labranza que la vio nacer y crecer. Huyendo de la pobreza se fue a la ciudad a trabajar como empleada doméstica. Hoy tras un largo y penoso camino fue nombrada por el presidente boliviano Evo Morales como su ministra de justicia, una justicia que duerme bajo una montaña de corrupción y un sistema judicial que no funciona de manera adecuada.

El nombramiento de Casimira ha provocado reacciones adversas, sus detractores han afirmado que la antropóloga –estudió la carrera mientras lideraba el sindicato de empleadas domésticas- carece de experiencia en la administración de justicia. Y es que en los tres meses que lleva al frente del ministerio de justicia aún no ha presentado ningún proyecto de reformas, pero el presidente Morales con su política indígenista e incluyente ha asegurado que su lucha para que les reconozcan a las empleadas domésticas sus derechos y las querellas legales para defender a sus afiliadas que desde esa organización sindical ha lanzado la capacitan para el puesto.

El desafío que enfrenta la indígena quechua no es menor, en realidad es una tarea titánica pues tiene que enfrentarse a uno de los sistemas judiciales más ineficientes, corruptos y sobrecargados de toda América Latina, pero Rodríguez parece imperturbable cuando responde a los cuestionamientos –el Colegio Nacional de Abogados de Bolivia exigió su renuncia inmediata luego de ser conocido su nombramiento- asegurando que buscará humanizar el sistema judicial y reforzar al mismo tiempo los sistemas judiciales tradicionales indios de justicia comunitaria, que se basan en un consejo de ancianos más que en tribunales de magistrados.

Pero mientras tanto Rodríguez sigue viviendo en un barrio pobre de La Paz, en una oficina de la Federación Nacional de Empleados Domésticos y sigue presidiendo la Federación de Empleados Domésticos de América Latina y el Caribe y admite su falta de conocimientos legales justificando su nombramiento al invocar la política del presidente Morales que busca poner fin a la tradicional hegemonía de la élite de ascendencia europea.