El Floridita, Hemingway y la música

El Floridita, la cuna del Daiquirí, es uno de los más famosos bares del mundo, el 6 de julio celebró su aniversario 195 con una competencia de reyes del Daiquirí, el trago preferido del novelista Ernest Hemingway.


El origen del Floridita se remonta a una casona de 1817, que lleva el número de 557, en la esquina de la calle de Obispo y Monserrate, en la zona de la vieja Habana. La casona se llamaba La Piña de Plata, allí funcionaba un restaurante con comida francesa. Entonces cambia su nombre por el de El Floridita en las vísperas de su centenario. En 1918 El Floridita pasó a la propiedad de un hombre de éxito, el catalán Constantino Ribailagua Vert “Constante” su nombre popular. El catalán su fue convirtiendo en un verdadero alquimista con un equipo de cantineros (todavía no se llamaban barman o bartender). Constante tenía un imán para detener al caminante apresurado. El sitio se fue convirtiendo en una tertulia amable, en un rendez vous de comerciantes, profesores, diplomáticos, funcionarios, artistas, políticos y turistas quienes disfrutabn de bebidas y además saladitos: ostiones, camarones, langostinos, langostas, jamones, quesos, aceitunas, anchoas,

El Daiquirí tiene sus antecedentes en la canchánchara, aguardiente con limón que mataba la sed de los mambises, guerreros de la independencia, también aliviaba las heridas o estimulaba al combate. A principios de siglo XX el ingeniero Pagliuchi capitán del ejército libertador en una visita a la mina de hierro Daiquirí, donde existe una playa, en la zona oriental del país brinda con el ingeniero estadounidense Jennings S. Cox, al fin de la jornada de trabajo. Tomaron ron, limón y azúcar que introdujeron en un recipiente con hielo. Pagliuchi preguntó: Cómo se llama este cóctel?. Cox respondió: No tiene nombre, debe ser un Ron Sour. Pagliuchi dijo: “Ese no es nombre para este cóctel tan fino y exquisito, lo llamaremos Daiquirí, y de esta manera el ingeniero cubano capitán del ejército bautizó el famoso trago. De las minas de Daiquirí, el trago pasó al Hotel Venus de Santiago de Cuba y le llamaban “Daiquirí Natural”. El hielo llegó a la capital el 23 de septiembre de 1805.

La fórmula llega a la capital y se introduce en el Hotel Plaza, a través de Emilio González “Maragato”, cantinero español; pero lo inmortaliza Constantino Ribalaigua que lo bautiza como Daiquirí Floridita. Desde EE.UU. hizo traer una máquina de moler hielo marca Flak Mak que trituraba hielo, conformando un trago con textura única, proporción inviolable y sabor especial con un aura de misterio. Y en eso llegó EL PAPA Hemingway, por primera vez en Cuba en 1932 (hace 85 años ahora), pero es a partir de 1939 en que reside en el Hotel Ambos Mundos de Obispo 511. En una ocasión Ernest pasa por El Floridita, entra al baño y descubre una mágica bebida buena para sofocar el calor, era el Daiquirí en copa lujosa. Degustó uno y expresó: “Está bien, pero lo prefiero sin azúcar y con ron doble”. Entonces Constante le sirvió uno a su gusto con unas onzas de jugo de toronja, cinco gotas de Marrasquino y le llamó Papa Hemingway, para siempre.

La calle Obispo era una de las más frecuentadas de la ciudad, poco a poco el Papa fue haciéndose parte humana del bar y abriendo su círculo de amigos. Por allí fueron desfilando personalidades de renombre: Gary Cooper, Tennesse Williams, Rocky Marciano, Duque de Windsor, Ava Gardney, Frank Sinatra, Herbert Mattews. La esposa del papa, Mary divulgaba: “A menudo estaba contento, porque era sociable, buen amigo. Le gustaba estar en compañía y se lo llevaba a beber a El Floridita”. Existe una anécdota del trovador Octavio Benigno Sánchez Olaguirre “Cotán” (colega de Compay Segundo), relacionado con la visita a El Floridita de Frank Sinatra, junto al Papa quien pidió una de sus canciones favoritas al trovador oriental. “Fue en el año 1951, cuando Sinatra se casó con Ava Gardner y, desde el hotel Fontainebleau de Miami, se llegaron hasta Cuba. Yo le tocaba al Papa algunos números que le gustaban como era Come tu me, my melancholy baby y también otras dos: Y tú cómo estás, Soy como soy. No se sabía las letras, pero tarareaba las melodías. El me decía Mau Mau, Mashimoto y nos dábamos un trago. Cuando tenía una fiesta en su casa me invitaba y me pedía que llevara, Bongou grande y bongou chiquito (bongó y tumbadora) y armaba un grupito. Casi siempre estaba allí en la finca La Vigía, Bola de Nieve”. El asiento del escritor era la banqueta número 1, en el ángulo extremo anterior de la barra, donde se alcanza la mejor vista del local. Desde allí se sentaba, alrededor de las diez de la mañana a leer el periódico. Al final, Constante le preparaba un termo con Daiquirí, para llevarlo en su auto Osmobile negro.

En la obra póstuma "Islas en la Corriente", el escritor estampó para los siglos de los siglos la crónica del bar “La bebida no podía ser mejor, ni siquiera parecida, en ninguna parte del mundo. Había bebido Daiquirí doble, helado, los grandiosos Daiquirís, que me preparaba Constante, que no sabían a alcohol”. La revista Esquire dedica una página del famoso bar habanero. “Es una encrucijada internacional con una especie de anfitrión estrella Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura 1954”. Desde esa época data el busto que se le puso al escritor de por quién doblan las campanas.

El Floridita de hoy sigue siendo cita de miles de visitantes que llegan a La Habana, todos se retratan al lado de la estatua de bronce de José Villa Soberón, del 2003, en la que El Papa se encuentra en tamaño natural parado en su rincón de siempre. La música no falta, se presentan diversos tríos o grupitos musicales, siguiendo la tradición del Trío Taicuba. Para el 21 de julio, organizado por la firma Palmares, se espera implantar un Record Guinness con una Copa Gigante de Daiquirí, será un acontecimiento memorable. El Floridita mantiene uno de los restaurantes más prestigiosos de La Habana, con el plato favorito de la Langosta Floridita, la leyenda continúa, en la Catedral del Daiquirí, allí parece que nos encontramos con Hemingway y con toda esa cohorte de amigos que lo visitaban constantemente.



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