El Sevilla culmina su año del siglo



El Sevilla implantó la ley del oficio para llevarse la final de Copa del Rey con un gol de Kanouté (1-0). El encastado Getafe anduvo a trompicones y terminó cayendo con nobleza.

Dos equipos orgullosos dieron fin a la mejor temporada de sus respectivas trayectorias. Uno, con su tercer título de la estación, el Sevilla; otro, el Getafe, con el reconocimiento Real y un pasaporte europeo que ya era un bellísimo laurel.

No fue una noche de fútbol dulce y armónico, ni siquiera por la parte ganadora. Empezó con buenas intenciones sevillistas y terminó con mil incendios y la expulsión de Kanouté, quizá en su último partido con el escudo hispalense. Hubo amagos de agresión camino del descanso y entradas escalofriantes entre balonazo y balonazo.

Un penalti opinable, no indiscutible, prendió la mecha de la indignación en los últimos instantes del primer tiempo y encaminó la fiesta hacia los ardores guerreros. Renato tocó a Manu en área sevillista, en su intento por enmendar un error que dejó al delantero ante la oportunidad manifiesta de empatar.


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