La calidad de su tenis crece casi tan rápido como sus aptitudes interpretativas. Novak Djokovic se gana la vida jugando al tenis pero bien podría hacerlo encima de un escenario. Pocos a su edad asumen con semejante naturalidad el papel de protagonista. Él, en cambio, se alimenta de ello, agranda su figura, ya sea frente a una multitud en Belgrado, en un karaoke de la televisión francesa o en la pista principal del Centro de Tenis Billie Jean King de Nueva York.
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