Esto ya es demasiado, Sr. Presidente



Mi país jamás lo sentiré ajeno, aunque resida fuera de él. Cada día me siento más dominicana y convencida de que algún día regresaré. Visualizo volver a vivir en un país organizado donde funcionen realmente todas las instituciones públicas y privadas. Que garantice la integridad de mí vida y la de todo(a) s, porque mi anhelo fundamental es igual a la de toda la población: «Vivir en Paz».Definitivamente, señor presidente, usted no ha podido actuar adecuadamente, para dirigir un país en tiempos de crisis, sencillamente, porque llegó al poder amarrando acuerdos que ahora hasta comprometen la integridad de nuestro ecosistema. Prueba contundente es la manera que se disculpan sus ministro(a) s con utilizar la excusa poco responsable y de la autonomía que debe primar en un Ministerio, me refiero a “esa orden viene de arriba”, no obstante, para el manejo doloso de la cosa pública al parecer no le solicitan su anuencia: el despilfarro con que se maneja su administración y administradores.
Usted ya tiene muchos años ejerciendo el más alto cargo público de la nación, es decir, que ha tenido el tiempo suficiente para fortalecer la legalidad en nuestro país. La cadena de préstamos y la ejecución presupuestaria son a todas luces escandalosas, lo cual desdice mucho de la honradez que predica tanto usted como sus funcionarios.
Su discurso, más que bendecir, daña. La lealtad, imparcialidad hacia todos los dominicano(a) s en su discurso “orientado a los más pobres”, crea incertidumbre y cuestionamientos, entre los diferentes sectores de la población.

La eficiencia suya y de sus funcionarios en las atribuciones, es totalmente débil. Usted no ha procurado cumplir y hacer que se cumplan las leyes, tampoco ha logrado conservar el orden público, como señala la Constitución, ni ha ejercido el mando de la fuerza pública para incrementar la seguridad evitando tantos asaltos, atracos y crímenes que nos sacuden a diario.

Usted sólo procura recurrir a planes conjuntos con instancias religiosas y algunas académicas, para escudarse con ellos, cuya función social es totalmente distinta y le restan a usted credibilidad política.

No ha logrado ejecutar y hacer que se ejecute la justicia. Sumiendo al país en el atraso e impunidad que tanto daño hace a una nación. La insensatez con la que designa sus ministros, a los que asigna funciones, con las que se esconden graves y catastróficos errores, demuestra que usted no está interesado en manejar de manera idónea un país, que se encuentra en época de crisis.

Es mi parecer que esta personal percepción de los hechos, es como el ECO de muchos dominicanos y dominicanas, que piensan y ven claro que sus actos están muy lejos de la realidad actual, por lo que usted, no es precisamente un presidente adecuado para el presente tiempo.

Valga la redundancia, no es hacia su persona y sus buenas intenciones, como dicen: “El camino del infierno está cargado de ellas”. No es hacia las intenciones de los programas altruistas y quienes los dirigen, sino a la imposibilidad, harto demostrada, de usted y su grupo, sólo han sabido encarrilar el país hacia un derrotero endeudamiento, que luego debe de pagar la próxima administración que nos toque.

Si los dominicano(a) s observáramos, en su actuar resultados que garanticen la vida y prosperidad de todo(a) s, no nos importaría ver como a usted y a sus ministros se asignan salarios lujosos, es más apoyaríamos el mayor salario que unos administradores públicos pudiesen tener en el planeta Tierra. No cuestionaríamos los gastos que incurren y nos apretarían los cinturones, para paliar la crisis y darle lo necesario para seguir Pa´lante.

Usted, no está actuado justamente y no muestra buenos propósitos hacia el país. Simplemente, vemos es que su gobierno se desgasta día tras día y destruye los pocos rastros de vida civilizada que quedan en el país llevándonos con su ingobernabilidad a sucumbir, a los niveles más bajo como ciudadanos y ciudadanas y país.

Ya no más de lo mismo señor presidente, recapacite y haga un análisis profundo de la situación. Que trabajen en serio sus asesores, ministros, secretarios de confianza. Piensen en el país. Reduzcan la carga impositiva que pesa sobre los hombros de los hombres y mujeres dominicanos trabajadores, para mantener un aparato estatal totalmente absurdo y fuera de la realidad. Nuestra casa hay que ordenarla, haciendo un génesis desde las bases.

Pero hoy por hoy, es más importante rescatar el orden del país, así que demuestre su competencia. Presente al pueblo dominicano políticas sociales y públicas que nos devuelvan la Fe y la confianza de poder seguir con usted los años que le quedan a su gobierno.

Creo en mi país República Dominicana, creo que aún tenemos un potencial y esencial material humano en positivo, dispuestos a devolvernos con un liderazgo efectivo y transparente el orden, la paz y la concordia que necesitamos.

Señor presidente, cierre los ojos e imagine que nuestro país es su « Fundación Global » en la que estoy segura pone todo su empeño y corazón.

[Por Margarita Franco Zimmermann]