Hector LaVoe (2 Parte)

Lo entregó todo sobre y fuera de los escenarios y eso le bastó para ser recordado por siempre. A Héctor, le costó la vida su Fama porque al árbol que buenos frutos da, todos se arriman y cuando se seca sólo queda para rajar leña.

De niño se sentaba a oír pulsar la guitarra a Don Luis que escuchaba e interpretaba canciones de Ramito, Chuito el de Bayamón, Odilio González, Vicentino Valdés, Felipe Rodríguez La Voz, El Jefe Daniel Santos, Don Felo y muchos otros. También se declaró admirador de Mon Rivera y Daniel Santos. Y como la sangre llama, a sus 12 años participó en un concurso para aficionados convocado por la estación WEUC del dial AM, en donde interpretó el himno del ilustre aguadillano (Aguadilla- PR) Rafael Hernández - el Bolero Campanitas de Cristal. Su talento le valió para el primer lugar y se ganó una plancha.

Como su padre no le notó mucho aguaje (muy poco futuro) para los estudios, para sacarlo de circulación de la ruta del ocio, quiso hacer de él un músico letrado y de respeto; por eso lo matriculó en la prestigiada Academia de Música Juan Campos Morel que funcionaba detrás del Teatro La Perla de Ponce-PR, a donde ingresó a estudiar trombón de vara, no saxofón como muchos afirman. Pero también naufragó en el estudio para soplar el instrumento porque no pasó de las primeras lecciones. Lo que quería era el canto y como todo genio y figura: Hasta la sepultura. Lo positivo en esa escuela musical fue que se conoció con el hoy pianista, arreglista y director Papo Lucca y el talentoso José Febles, amistad que le duró el resto de su existencia.

A sus 14 años irrumpió en el Club Suevia de Ponce- PR en donde ganó $US14 por cantar varias noches.
Algunas veces, se quedó sin la soga y sin la ternera (en el aire y desorientado) porque Héctor ni en los últimos días de su existencia dejó de ser el irreverente bacán que se las gozaba todas con su irresponsable sabrosura. LaVoe siempre hiló hasta en el oscuro (estaba dispuesto) para disfrutar de la vida, en algunos casos sin medir las consecuencias de sus actos. Decía ser el único hombre que respiraba bajo el agua para ser el Cantante de los Cantantes.

Por la amplitud y confianza que brindó a sus amigos lo rodearon algunos birriosos y haraganes que se decían ser amigos. Los mismos que se aprovecharon de su nobleza para terminar falseándolo artística y musicalmente hasta dejarlo en la completa inopia. Además, como todo un romántico de tiempo completo entregó su amor al que le cantó y por igual al desengaño, la desilusión, la traición, la amargura y sus cuitas. Una muestra:

"Cuando yo tenía dinero tu conmigo eras muy loca y ahora que estoy pelao (sin un peso) me tratas hasta de idiota.
Las mujeres son malas y paqueteras, pero sin ellas no vive el hombre y que lo diga un macho cualquiera.
¡Primera plana… última hora!... Adiós mamacita buena… adiós que te vaya bien.
De toditicas las mujeres, ninguna tiene corazón: Todo es hipocresía y perdición.
Cuando las mujeres quieren a los hombres, cogen 4 velas y se las prenden en los rincones.
Mamacita tú que creías que eras tan brava y al zafacón te vote… Y yo soy el bombón de chocolate que a ella le gusta… sacude triple fea… anda sigue tu camino… anda síguelo mujer".

(Village Gate- NY 1984. Con Bobby Rodríguez y La Compañía, soneando su clásico Periódico de ayer).

Viaje a NY y camino a la fama
En 1958 su hermana Priscilla viajó a NY, después lo hizo su hermano mayor Luis Ángel que pereció en un accidente de tránsito. No de una sobredosis como fue calumniado. Una vez concluyó Héctor sus estudios de secundaria y sin el consentimiento de su padre a los 17 años, el viernes 03 de mayo de 1963, se voló de PR para NY en compañía de su amigo de infancia Efraín.

El muchachito menudo de escasas 102 libras, al que apodaban Pajita por su peso, terminó pidiéndole canoa (alojamiento) a su hermana Priscilla que vivía en el Bronx de NY. Así empezó el sueño americano de LaVoe en la Gran Manzana. La misma historia de miles y miles de emigrantes latinos y de otras nacionalidades en el país del Tío Sam: La búsqueda de oportunidad para vivir mejor. Si es que en la época de los 60s esa ilusión era posible porque sin un pergamino profesional que lo acreditase la cosa para él pintaba de pá arriba (difícil). Además, Héctor nada o poco de inglés y le gustaba dormir hasta tarde.
Presionado por Priscilla, por fin el jibarito se dedicó a buscar empleo y no cualquier ocupación, él quería en lo suyo: Cantar en una orquesta. Calle arriba, calle abajo se encontró con su pana (amigo) de infancia- Roberto García que lideraba un conjunto que necesitaba un cantante y ni corto ni perezoso Héctor le metió mano al asunto. Se probó entonando el Bolero Tus ojos de la musa de Pepe Delgado y apenas soltó su garganta se quedó con el puesto de vocalista. Comenzó a ganar $US20 por tres shows a la semana.

A finales de 1964 apareció militando en La New Yorker y de la mano del brillante teclista Rusell Cohen sobresalió vocalizando el Bolero del cubano Luis Marquetti- Plazos traicioneros. Con esa banda Héctor grabó su primer sencillo de 45RPM- Está de bala en 1965. Después pasó al Combo del percusionista Francisco Kako Bastar a hacer pareja con Rafael Chivirico Dávila. Hacía coros y sacudía las maracas. Cogió cancha (experiencia) y lo que venía era: ¡Troya compadre!.

Para el mes de marzo de 1966, Héctor comenzó a darle vuelta favorable a su vida, llegó el verdadero Día de su suerte: Volver a PR ya como cantante profesional y lo hizo integrando la banda de Kako. Su actuación en el Teatro Cayey fue apoteósica. Ya con 19 años y algo cuajao (con más peso) deslumbró con su baile, canto y pinta de galán. Fue invitado especial al show de la famosa Myrta Silva.

>> Hector LaVoe (1 parte)


Hector LaVoe (Teil 2 )


Er gab alles, sowohl auf wie abseits der Bühne und dies machte ihn unvergesslich für alle Zeiten. Hector kostete der Ruhm das Leben weil sich alle bedienen am Baum der gute Früchte trägt und wenn dieser davon eingeht, bleibt nur Brennholz.

Als Kind lauschte er der Gitarre Don Luis' der Stücke von Ramito, Chuito el de Bayamón, Odilio Gonzalez, Vicentico Valdes, Felipe Rodriguez "la Voz", "el Jefe" Daniel Santos, Don Felo und vieler Anderer hörte und interpretierte. Er war auch ein erklärter Bewunderer Mon Rivera's und Daniel Santos', und so, dem Ruf seines Blutes folgend, nahm er mit 12 Jahren teil an einem Talentwettbewerb welchen der UKW-Sender WEUC ausschrieb und bei dem er die Hymne des berühmten Rafael Hernandez aus Aguadillo vortrug, den Bolero "Campanitas de Cristal".

Sein Talent reichte für den ersten Platz, prämiert mit einem Bügeleisen. Da sein Vater bemerkte, dass er nicht allzuviel Ehrgeiz für die Schule hegte und damit er sich nicht müssig herumdrückte, beschloss er, aus dem Jungen sollte ein Berufsmusiker werden, ausgebildet und anerkannt, daher schrieb er ihn ein an der angesehenen Musikakademie Juan Campos Morel, hinter dem Theater la Perla von Ponce gelegen. Dort begann er mit dem Studium der Posaune, nicht des Saxofons, wie vielfach behauptet wird. Doch auch hier erlitt er Schiffbruch mit dem Lernen, beim Blasen des Instruments kam er nicht über die ersten Lektionen hinaus. Was er liebte und wollte war der Gesang und wie alle Genies und Grössen: bis an sein Lebensende. Das Gute an der Musikschule war, dass er dort den heute bekannten Pianisten und Arrangeur Papo Lucca sowie den talentierten José Febles kennenlernte, mit ihnen Freundschaften schloss die ein Leben lang halten sollten.

Im Alter von 14 Jahren drängte er sich dem Club Suavia de Ponce auf und verdiente sich 14 Dollar für nächtelanges Singen. So manches Mal geriet Hector aus der Spur, da er bis zu seinen letzten Tagen der unverbesserliche Zechbruder blieb der nichts ausliess, Genuss ohne Mass und Ziel. Lavoe war geschaffen dafür und stets bereit, das Leben in vollen Zügen zu geniessen, zuweilen ohne die Konsequenzen seines Handelns zu bedenken. Er sagte von sich er sei der einzige Mensch der unter Wasser atme, um der Sänger aller Sänger zu sein.

Für die Offenheit und Vertrauensseligkeit seinen Freunden gegenüber wurde er auch von Aufschneidern und Tagedieben umgarnt die sich Freunde nur nannten. Die gleichen Gestalten, die seinen Edelmut ausnutzten, ihn künstlerisch und musikalisch ausbeuteten bis er im tiefsten Elend landete. Dabei widmete er seine Liebe, wie jeder Vollblutromantiker, dem Gesang und darin gleichermassen der Enttäuschung, dem Verrat, der Verbitterung und seinem Kummer. Ein Beispiel:

"Als ich Geld hatte, warst Du ganz verrückt nach mir und nun, da ich blank dastehe, behandelst Du mich grad wie einen Idioten. Frauen sind schlecht und eine Last, doch ohne sie kann kein Mann leben, das kann jeder ganze Kerl bestätigen.
Schlagzeile ! … Neueste Nachricht !... Auf Wiedersehen, meine Liebe…adios, machs gut.
Von allen allen Frauen hat keine einzige ein Herz. Alles ist Heuchelei und Verdorbenheit.
Wenn Frauen einen Mann wollen, zünden sie 4 Kerzen an und stellen ihm eine in jede Ecke.
Schätzchen, Du hältst Dich für so clever, in den Müll warf ich Dich…
Ich bin das Sahneschnittchen dass sie so mögen… schleich Dich, dreifach Hässliche… geh Du deinen Weg… mach, dass Du wegkommst."

(Village Gate, NY 1984 - mit Bobby Rodriguez y la Compania, sein Klassiker "Periodico de Ayer" (Zeitung von gestern ) ).

Reise nach New York, der Weg zum Ruhm
1958 ging seine Schwester Priscilla nach New York, später folgte ihr sein Bruder Luis Angel, der bei einem Verkehrsunfall ums Leben kam; nicht durch eine Überdosos wie gemunkelt wurde.
Gerade mal 17, eben die Oberschule abgeschlossen und ohne die Zustimmung seines Vaters, flog Hector am Freitag den 3. Mai 1963 von Puerto Rico nach New York in Begelitung seines Freundes seit Kindheitstagen, Efrain.

Das Bürschchen von kaum 51 Kilo, dem der Spitzname "Hälmchen" anhing wegen seiner Leichtgewichigkeit, bat schliesslich bei seiner Schwester Priscilal, die in der Bronx lebte, um Unterschlupf. So begann der amerikanische Traum LaVoe's im Big Apple. Die gleiche Geschichte wie die Tausender anderer Latinos und anderer Einwanderer im Lande Onkel Tom's. Die Suche nach einem besseren Leben. Mochte diese Illusion in den 60ern noch zu verwirklichen sein, für ihn, ohne Arbeitspapiere und Empfehlungen, war die Sache verzwickt. Hector sprach kein oder kaum englisch und noch dazu war er ein Langschläfer.

Gedrängt von Priscilla machte er sich endlich doch auf die Suche nach Arbeit, aber nicht irgendeiner, er wollte in seinem Bereich arbeiten, in einem Orchester singen. Nach einigem Hin und Her traf er auf einen Kumpel aus seiner Kindheit, Roberto García, der eine Band leitete und just einen Sänger suchte und Hector zögerte nicht lange, liess sich darauf ein. Er präsentierte sich mit dem Bolero "tus ojos de la musa" von Pepe Delgado und, kaum angestimmt, hatte er den Job. Anfangs verdiente er 20 $ für drei Auftritte pro Woche.

Ende 1964 erschien er eines Ttages im New Yorker und begleitet von dem brillianten Pianisten Russell Cohen brachte er überzeugend den Bolero des Kubaners Leo Marquetti "plazos traicioneros" dar. Mit dieser Gruppe nahm Hector 1965 seine erste Single auf: "está de bala"
Später wechselte er zur Combo des Perkussionisten Francisco "Kako" Bastar um die zweite Stimme neben Rafael "Chivirico" Davila zu singen. Er sang Chorstimme und schwang die Maracas, sammelte Erfahrung.
Von nun an ging es steil aufwärts.

Der März des Jahres 1966 brachte eine günstige Fügung für sein Leben, es kam der wahre Glückstag für ihn: als Profisänger und Mitglied der Gruppe von Kako nach Puerto Rico zurückzukehren.
Sein Auftritt im Theater Cayey war bahnbrechend. Nun, mit 19 Jahren und ein bisschen mehr Gewicht, glänzte er mit seinem Tanz, Gesang und seiner Eleganz, wurde als Ehrengast in die Show der berühmten Myrta Silva eingeladen.

>> Hector LaVoe (Teil 1)