El impacto de las remesas familiares, era, hasta ahora; un fenómeno totalmente positivo para las débiles economías de los países de América Latina. Sin embargo, éste fenómeno origina la inmigración de padres y madres dejando a sus hijos en un casi total abandono que puede hasta desembocar en delincuencia juvenil.
Hace unos días atrás, se reunieron en Miami una docena de Alcaldes de grandes ciudades latinoamericanas, para discutir problemas comunes que aquejan a urbes como Bogotá, Caracas, Lima o Río de Janeiro. Entre otros muchos temas, se llegó a tocar la posible relación entre la migración, las remesas familiares y el problema de la inseguridad.
Las “bendecidas” remesas familiares
Hasta ahora, la opinión generalizada de expertos y académicos era que el impacto de las remesas familiares era totalmente positivo para los países latinoamericanos por tratarse de dinero en efectivo que -a diferencia de las llamadas “ayudas externas”-, no pueden ser capturadas por burócratas gubernamentales, porque van directamente a los bolsillos de las personas indicadas, directos familiares de los inmigrantes.
Apuntando como dato de referencia –en un reportaje anterior, latino.ch, dio a saber el número aproximado de latinoamericanos que residimos en el exterior, siendo cerca de 18 millones que viven y trabajan entre EE.UU, Europa o Japón-, el importe de las remesas familiares se acercan a los 48 mil millones de dólares anuales, según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El país más favorecido por estos envíos es México, con más de 20 mil millones al año, siendo los países centroamericanos, República Dominicana, Colombia, Brasil, Ecuador y Perú los que siguen en este orden.
Hasta aquí, todo bien. En esta reciente reunión que han mantenido los Alcaldes latinoamericanos asesorados por expertos en sectores como seguridad y bienestar social; el especialista Hugo Acero, Asesor de la ONU y coordinador de programas de seguridad de la Policía Nacional de Colombia, dijo que la migración de hombres y mujeres de muchas zonas de América Latina está dejando pueblos enteros sin padres, haciendo que los hijos que dejan crezcan bajo la tutela de abuelos, tíos o familiares permisivos, que nos les imponen reglas disciplinarias.
“Como resultado de ello, muchos niños y jóvenes se crían en las calles; y en una región con alto desempleo y delincuencia juvenil, origina que éstos jóvenes terminen relacionándose con bandas de narcotraficantes, crimen organizado u otro tipo de delincuencia”, afirma la experta mexicana, Martha Egurriaga. En este contexto, Alcaldes y expertos coincidieron en que este fenómeno se podría estar dando en la casi totalidad de las grandes ciudades latinoamericanas y caribeñas.
Qué relación podría haber entre migración, remesas y delincuencia?
“La relación no quiere decir q esté convencidamente establecida”, aclara el Sociólogo guatemalteco, Esteban Padilla, “lo que podría decirse es que hay una coexistencia entre la migración de los padres de un hogar y el delegar la responsabilidad de los hijos a familiares cercanos. La imposición de las elementales reglas disciplinarias de un hijo, solamente las pueden impartir con la debida autoridad los padres, no tendría igual efecto en los hijos si viniese de otro familiar. Esto podría originar, que los jóvenes sin los padres cerca, podrían correr más riesgos de caer en acciones perniciosas”, deduce Padilla.
Expertos a académicos latinoamericanos están convencidos, que la migración esta creando un fenómeno de mejoramiento de bienestar social en cientos de miles de familias latinoamericanas, gracias a los envíos de dinero que hacen los familiares que emigran al exterior de su país. Pero hasta ahora, no se había reparado en el trasfondo que puede originar el fenómeno migratorio. Y aquí está la diferencia, por un lado la migración aporta un mejor nivel de vida para el inmigrante y para su familia que deja, y por otro, el sacrificio de “irse al extranjero”, podría originar la desvinculación de los padres con sus hijos, llegando esto a niveles insospechables.