A raíz del nombramiento del diplomático chileno, José Miguel Insulza, como nuevo secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), se ha desatado una división diplomática y política en varios países de la región; justo cuando la retórica de los gobiernos sobre la unidad latinoamericana está alcanzando nuevos records de intensidad, ya que 12 naciones de América del Sur acaban de crear la Comunidad Sudamericana de Naciones.
La candidatura del chileno Insulzahabía sido tenazmente rechazada por México y América Central, que habían presentado a sus propios candidatos para el puesto de secretario de la OEA; así como Perú y Bolivia, por sus propios problemas con Chile. Cuando el nuevo secretario tomó posesión de su cargo el jueves de la semana pasada, la embajadora de Bolivia ante la OEA, no asistió a una comida en su honor.
El estado de las relaciones interregionales sudamericanas, no pueden estar más tensas en estos momentos, y son con éstas las que deberá lidiar el flamante secretario de la OEA:
• Los vínculos entre Venezuela y Colombia difícilmente podrían estar más tensos. Hace pocas semanas Venezuela suspendió temporalmente sus relaciones comerciales con Colombia tras el secuestro de un alto dirigente de la narcoguerrila colombiana en territorio venezolano.
• Bolivia y Chile casi no se hablan. Bolivia no sólo se opuso al apoyo sudamericano a Insulza, sino que hizo campaña activamente en su contra. Bolivia exige que Chile le entregue un territorio en la costa del Pacífico que quedó en manos chilenas en una guerra del siglo XIX. Los dos países no tienen relaciones diplomáticas.
• Argentina y Brasil que se habían jurado amor eterno hace apenas dos años, se están peleando públicamente. El presidente argentino, Nestor Kirchner, se fue de una cumbre en Brasil un día antes del cierre, días después de que funcionarios argentinos se quejaran por la política comercial y exterior brasileña. La semana pasada en canciller argentino tildó de “elitista y poco democrática” la decisión de Brasil de buscar una banca en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para Brasil, en lugar de un asiento rotativo para varios países sudamericanos.
• Brasil y México, las dos potencias regionales, están enfrentados desde que Brasil creó la Comunidad Suramericana de Naciones, un grupo que por definición excluye a México. Funcionarios brasileños habían expresado que México no es parte de América Latina, sino de América del Norte.
• México y Chile, que en los últimos años impulsaron conjuntamente varias iniciativas diplomáticas, quedaron con una relación llena de cicatrices después de su enfrentamiento en la OEA. Cuando Insulza fue electo el 2 de mayo pasado, los delegados mexicanos no se unieron al aplauso general, según testigos.
• Asimismo, Perú y Ecuador todavía están tratando de sanear las heridas de su guerra fronteriza de 1995. Los políticos hondureños y salvadoreños todavía se acusan unos a los otros por la “guerra del fútbol” de 1969. Y el apoyo de Chávez a dirigentes de la izquierda radical en Bolivia, Nicaragua y El Salvador está generando acusaciones de intervencionismo extranjero en la clase política de esos países.
Así pues, la soñada integración bolivariana que tanto hace hincapié el presidente venezolano y otros dirigentes latinoamericanos, está, en estos momentos más dividida y enfrentada, que hace unos pocos meses atrás, cuando se decía a los cuatro vientos que se está dando pasos firmes para ello. Hoy, lo que se percibe es una desintegración de los países de casi toda la región.