Una mujer nombrada como Presidenta de la Corte Internacional de Justicia, posiblemente una futura Secretaria General de la ONU, 11 mujeres como jefe de Estado o Gobierno en todo el mundo, y un creciente porcentaje de presencia femenina en los sectores claves a nivel global; son un claro reflejo que la Mujer está escalando cada vez más hacia el Poder.
Evidencias las hay. Recientemente la ONU, en sus seis décadas de existencia, hay la posibilidad de nominar a una mujer como Secretaria General de este Organismo mundial. Sectores favorables al avance de la mujer, a la igualdad de género y al fin de la discriminación contra ellas, señalan que sólo manejar esa posibilidad significa un adelanto. Hasta mediados del 2005, la mujer solo representaba el 16.2% en los altos cargos de las Naciones Unidas.
“Las mujeres nunca han tenido un turno y hay muchas de todas las regiones del mundo que están sumamente preparadas y podrían desempeñar dicho cargo” expresó Kofi Ahnan, actual Secretario General.
Contemplando esta posibilidad, ya se barajan varios nombres de mujeres, y entre ellas figuran tres latinoamericanas como candidatas a ocupar dicha Secretaría General. La presidenta chilena Michelle Bachelet, la Canciller colombiana Carolina Barco y la costarricense Elizabeth Odio, miembro de la Corte Penal Internacional.
Su presencia en el panorama mundial
La barrera más infranqueable para la presencia de la mujer en las decisiones de su vida política y social, y, sobre todo, económica; se presenta en los países en vías de desarrollo. Africa y el mundo Arabe, son las regiones donde menos se nota la presencia de la mujer en cargos gubernamentales o de decisiones relevantes. La educación y las ancestrales tradiciones de relegar a la mujer sólo al entorno familiar, son las razones para que no se produzca un avance en sus propios valores.
Contrariamente en Australia, Europa, Estados Unidos, Parte del Asia; la mujer está consiguiendo una mayor presencia en los estratos políticos, económicos y sociales. Un estudio reciente en 204 países de todo el planeta, revela que se ha producido un creciente porcentaje en altos y representativos cargos. Del 23.4% que tenía a finales del milenio pasado, ha pasado al 31.2% de representatividad de alto nivel.
Es jefe de Estado o de Gobierno en 11 países de todo el mundo (hasta el momento, uno en Latinoamérica). Ocupa un promedio del 17% en los parlamentos nacionales de 93 países. En Chile, España y Suecia tiene la paridad gubernamental con los hombres. El contraste de estas conquistas de la mujer, es por ejemplo, que en varios países árabes, ella está privada de cualquier puesto gubernamental o de decisión.
En América Latina
En la región latinoamericana, la mujer esta registrando un notable avance en obtener algo más que sus derechos fundamentales. La elección de la líder socialista Michelle Bachelet, como presidenta de Chile, la ha convertido en la sexta mujer latinoamericana que alcanza la conducción de un gobierno elegido democráticamente.
La primera mujer en tomar las riendas de un Estado en América Latina, fue la argentina Estela Martínez, que asumió la presidencia tras la muerte de su esposo, el presidente Juan Domingo Perón. Otras dos mujeres que llegaron a la cima del poder político fueron, Violeta Chamorro, en Nicaragua (1990-1997), y Mireya Moscoso, en Panamá (1999-2004). Un caso especial fue el de la ecuatoriana Rosalía Arteaga, quien estuvo seis días al mando de su país, entre el 7 y 12 de febrero de 1997, tras el derrocamiento del presidente Abdalá Bucaram , junto a quien había sido elegida vicepresidenta.
Para que se produzcan estos relevantes hechos de la mujer en la escena política latinoamericana, “tiene que estar produciéndose un fenómeno de madurez en los arraigos y tópicos del ego masculino”, coinciden varios sociólogos y analistas políticos, refiriéndose al típico “macho latino”. En estas apreciaciones no coincide la Socióloga peruana Inés Fuentes Arriola, quien afirma, que si la mujer latinoamericana esta conquistando estos espacios, se debe, principalmente “a que ella está tomando la debida conciencia y responsabilidad de valorarse y ser honesta consigo misma. Es así, como está perdiendo la timidez y se despoja de los prejuicios heredados de generaciones pasadas”.
Sus virtudes para llegar al poder
Las erradas conjeturas sobre que los logros de la mujer se deben, sobre todo, a sus atributos femeninos, están siendo erradicados de raíz. Probados y acreditados estudios desvelan que la honestidad y la sensatez, son las mejores virtudes con que cuenta la mujer en comparación con las del hombre. En la actividad política, social y familiar, la mujer es en un 64% mas honesta y transparente que el hombre. Se preocupa y actúa a favor de los pobres en un 58% más. En mejor administradora en un 49%, y lo más importante; es mucho menos autoritaria que el hombre. Este, es en un 72% más autoritario que la mujer.
El campo laboral, es otro espacio donde la mujer es mucho más requerida que el hombre, aunque lamentablemente, sea por que es menos remunerada. Aún así, es en este sector, donde la mujer esta consiguiendo notables progresos en los niveles más altos de adopción de decisiones. A esta conclusión llegaron al final de la celebración en Beijing (China) de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer.
Sobre todas estas apreciaciones y definiciones, hay algo que no se puede negar ni menos pretender ignorarlo. La mujer cada vez más va tomando riendas de poder. Hay muchos factores, como la honestidad y tolerancia, que le favorecen un imparable avance en un terreno donde, hasta hace pocos años, era exclusividad masculina.