Una creciente histeria antiinmigrantes se está desatando en casi la totalidad de los países de Unión Europea, Estados Unidos, Japón o Australia. Hechos realmente preocupante con graves agresiones físicas por parte de personas, en su mayoría jóvenes, que manifiestan abiertamente su rechazo a la presencia de inmigrantes procedentes de los países más desfavorecidos.
El fenómeno migratorio, algo que se viene dando desde que el hombre habita el planeta, está tomando en nuestros tiempos, específicamente desde hace un par de décadas; un panorama de verdadera alarma, tanto en las personas afectadas –los inmigrantes-, y en los Gobiernos que no se deciden a definir y aplicar medidas que frenen la creciente xenofobia por parte de sectores de la ultraderecha existente en todos los países llamados del “primer mundo”.
Hechos, como los que han sucedido recientemente en España, donde un ciudadano español de 23 años agredió brutalmente –con patadas incluidas-, a una jóven ecuatoriana en un metro de Barcelona, cuyas cámaras grabaron totalmente la agresión la que dío la vuelta a medio mundo; nos dan una clara conclusión de cómo es que se está extendiendo y manifestando el rechazo hacia la comunidad inmigrante, particular y exclusivamente a los extranjeros procedentes del continente africano, asiático, latinoamericano y países del Este europeo.
El suceso del metro de Barcelona, es solo la punta del iceberg. A raíz de esa cruda agresión, los medios informativos dieron a conocer otros terribles casos, como la de un angoleño y un magrebí, que han quedado parapléjicos para toda su vida a causa de despiadados golpes propinados por grupos de neo-nazis españoles. “ Se tiene la certeza que existen innumerables casos parecidos, pero que no son denunciados por temor a ser nuevamente agredidos, a ellos mismos, o a sus familiares”, revela José Mancudo, del Centro de acogida a personas necesitadas, en Madrid.
Italia, Francia, Alemania y El Reino Unido, aparte de España; (y en este orden), son los países donde se manifiesta con más notoriedad el rechazo y la agresión, física o psíquica, a la comunidad de extranjeros. Los grupos de “cabezas rapadas”, que aumenta de manera alarmante, agreden continuamente a extranjeros dejando a muchos de ellos con lesiones físicas irreparables. El sociólogo francés, Fabrice Ricard, señala que este fenómeno se produce a raíz de la disconformidad de un sector de jóvenes bastante numeroso, que no logran encontrar una ubicación en la sociedad, “directamente culpan a los extranjeros de que son ellos los que usurpan espacios, desde los estudios hasta el sector laboral” expresa Ricard, “algo que es absurdamente falso, ya que la comunidad extranjera ocupa , generalmente, los sectores de mantenimiento de las grandes ciudades”.
“La intifada hispana”
En Estados Unidos, el fenómeno no podía ser menor. Solamente de Latinoamérica y el Caribe, hay cerca de 24 millones de inmigrantes, de ellos, cerca del 28 % indocumentados. Expertos, como Martin Hopenhamer, advierte que la creciente xenofobia por parte de los norteamericanos, es una tendencia peligrosa, porque podría desembocar en una “intifada latina” en un futuro no muy distante.
Este analista estadounidense, señala que de la misma manera nació la intifada palestina a principios de los noventa, cuando miles de jóvenes palestinos frustrados por el acoso israelí, tomaron las calles y lanzaron piedras y palos contra las tropas judías. O también, lo que sucedió en Francia, el verano del 2005, en que jóvenes, hijos de inmigrantes y en su mayoría musulmanes, marginados de la sociedad, quemaron cientos de carros y tiendas en los suburbios de parís. En todo el territorio norteamericano, existen cerca de 13 millones de indocumentados, en su mayoría jóvenes, y, la mayoría de ellos hispanos, y ya en más de una ocasión se han visto enfrentados a grupos ultraderechistas, los que han desembocado en batallas campales dejando centenares de heridos, muchos de ellos con arma de fuego. “Esta marginación y el desprecio hacia estos inmigrantes, puede acarrear graves consecuencias en el futuro, si las autoridades no diseñan planes específicos para incluirlos dentro de la sociedad adonde emigren”, señala Luz María Espósito, Profesora de Sociología de la Universidad de Princeton.
Aquí en Suiza
Aunque Suiza se jacta de ser uno de los países más tolerantes y cooperantes con el mundo, un sector de la sociedad helvética –quizás el mayoritario-, actúa de manera ambigua con la comunidad extranjera. No muestra abiertamente alguna xenofobia, pero existen mecanismos muy sutiles que denotan una clara discriminación con los inmigrantes.
En la última década, el Gobierno suizo empezó a “blindar” sus fronteras hacia todo inmigrante o solicitante de asilo; y hace unos meses, se dio a conocer Oficialmente que no aceptará más solicitudes de asilo, salvo casos de extrema excepción. Con una población de un poco más se siete millones de habitantes, Suiza cuenta con un 20.8 % por ciento de comunidad extranjera, algo que, sin que lo den a notar abiertamente, les reporta mas de una preocupación; y que los grupos de ultraderecha sí que lo dan a saber sin ningún recato ni consideración.