image by: latino.ch

Mario Vargas Llosa presentó su nueva obra en Zurich.



Con la sala llena del Theaterhaus Gessneralee el escritor peruano leyó partes de su novela "El paraíso en la otra esquina".

Por BJP

La Presentación anunciada para las 20 h del día viernes 14 de mayo, no tuvo mayor publicidad: Una extensa entrevista en el ilustre semanal "Die Weltwoche" del 6 de mayo y un plakat pegado en un poste a 100 metros del local fueron las principales promociones que personalmente pude apreciar con anticipación en la ciudad. Vargas Llosa es tan conocido y preciado por lectores y literarios que el temor de que no se llene la sala es casi injustificable.

Hacer cola - nada nuevo
El público era un buen mixto suizo y peruano. Ya media hora antes de empezar la presentación la gente empezó a hacer cola frente a la puerta de la sala. "Nada nuevo" - comentó el señor con mochila delante mío y continuó "en Perú ya estamos acostumbrados a hacer cola para todo". Muy posible un suizo que vivió en Perú.
Una vez dentro, apareció de la oscuridad el maestro en un elegante traje oscuro y camisa rosada. Su postura siempre rígida y esbelta muestran a un señor bastante menor de 68 años.

El señor con mochila
Acomodado en la segunda fila y con buena vista al escritor y su escolta femenina (traductora a la izquierda y representante de la editorial a la derecha) noté que delante de mí tenía nuevamente al mismo señor de la mochila. Que casualidad! pensé y descubrí que de la mochila sacaba una botella de cerveza. Rápidamente me pinté un escenario de lo que posiblemente podría pasar en los próximos 80 minutos de la presentación: Tal vez se trata de un indignado crítico de la mentalidad liberal y pro-globalización del escritor y que solo esperaría el momento justo para sacar una torta de la mochila y arrogársela al invitado. Un chequeo a la mochila me calmó: no tenía pinta de esconder una torta. A lo mucho contenía un par de cervezas más, que mas tarde las tomaría a temperatura ambiente.


 

La obra
La voz de la representante de la editorial atrajo mi atención en dirección escenario.
A grandes rasgos describió el tema de la novela de Vargas Llosa: Flora Tristan y su nieto Paul Gauguin son dos personas excepcionales que tienen en común la búsqueda de un mundo bello, perfecto. Como hija de un coronel peruano viaja en 1835 a Arequipa, Perú para reclamar una herencia que le es negada. Regresa a Francia con la ambición de cambiar el mundo en forma pacífica partiendo de la liberación de la mujer y del intento de mejorar la situación de los oprimidos obreros por los años 1844 en Francia.

El destino de esta mujer excepcional se entrelaza con el de su nieto, el pintor Paul Gauguin. Un buen día, el artista rompió con todo, dejando atrás a su familia y su vida burguesa. Sin más equipaje que sus pinceles, Gauguin se refugió en las islas del Pacífico, en una apasionada búsqueda de la belleza en estado puro, decidido a hacer del arte un bien universal.

Ambas historias fracasan en su intento. La búsqueda de un mundo mejor y justo resulta una búsqueda imposible, una utopía. Ninguno de los dos encontró el paraíso, pero encontraron en la búsqueda unas vidas maravillosas y unos logros extraordinarios.
La historia real de ambos personajes inspiraron al escritor pero no le impidieron en su creatividad. La mayor parte de la obra es producto de su maestral invención.


 


La obra y su autor

La botella
A continuación se turnaron escritor y traductora leyendo partes de algunos capítulos de la obra. Como encantados por la historia y por el arte de narrar de Vargas Llosa, parecía que los oyentes hubiesen desaparecido. En el público reinaba un silencio absoluto hasta que como una bomba nos asustó un fuerte ruido de la fila de adelante. La prominencia en el escenario buscó con ojos nerviosos la fuente del explosivo ruido. Era mi vecino de adelante, si el señor de la mochila. Un atentado? Le tiran otra vez huevos al escritor, como ya pasó años atrás aquí en Suiza? No. Que alivio! El olor de la cerveza calentada llegó rápido a mi olfato. El señor de la mochila posiblemente se quedó dormido y soltó la cerveza que tenía en manos. Aparatosamente trató de limpiar el piso con un pañuelo de papel y rejuntó los vidrios de la botella debajo de su asiento tratando de reducir el daño.
La lectura prosiguió al confirmarse la inocencia del adormecido.

Las fotos de la hija de Vargas Llosa
Al finalizar la lectura, se dio posibilidad al público de hacer preguntas. Las respuestas eran muy interesantes. Vargas Llosa dijo que al finalizar un trabajo necesita dedicarse inmediatamente a un nuevo proyecto: "Cuanto más tiempo me toma un novela, más fuerte siento el vacío que me dejan sus personajes".
Además de la novela también se ha publicado el trabajo fotográfico de su hija Morgana Vargas Llosa "Las fotos del paraíso" realizó Morgana Vargas Llosa al acompañar al escritor en sus viajes de investigación para la novela.


 

Morgana Vargas y Las fotos del paraíso

Cada uno con su utopía
Con puntualidad helvética, todo transcurrió como previsto y organizado. Para una entrevista al ilustre peruano no había espacio. Ni mientras esperaba el taxi, ni antes de que prosiguiera su viaje al día siguiente, Vargas Llosa solo se dejó saludar felicitar. Un tanto apenado, me puse en marcha a casa. Saliendo pensé que mi entrevista es mi pequeña utopía personal, por decirlo así, pero comparándola con las utopías tan nobles de Flora Tristan y su nieto Paul Gauguin me sentí mejor. Las voces entusiasta de las tres señoras muy bien vestidas que salían delante de mí, me arrancaron de mis pensamientos: "Me di el trabajo de cambiarle todo el elástico a mi sujetador" - a lo que otra la socorría "Te voy a llevar a una tienda que conozco, allí tienen los mejores sujetadores". Cada uno tiene su problema, cada uno una utopía?