Nadal necesitó más de dos horas para resolver el partido a su favor, por 7-5 en 50 minutos; 4-6 en 35 minutos y 7-6 (10) en 1 hora y 10 minutos.
El último set tuvo un final electrizante, ya que Nadal y Federer dispusieron de hasta tres bolas de partido cada uno. A la postre, el de Manacor templó mejor los nervios y ganó el punto decisivo, precisamente cuando jugaba sobre la parte de tierra batida.
Nadal demostró por qué acumula 72 partidos imbatido sobre tierra batida (el último lo perdió ante el ruso Igor Andreev en abril de 2005 en los cuartos de final del Torneo ATP de Valencia). Cada vez que le tocó jugar en esa superficie se le vio más cómodo, dominando el punto, pese a que Federer, que acumula 42 triunfos seguidos en hierba, restando en esa superficie no se lo puso fácil.
Nadal pegó "palos" contundentes desde la arcilla y adoptó una actitud más defensiva cuando se movió sobre la hierba. Esta superficie exige golpes más definidos, sobre todo, en la volea y desde el fondo.
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