Omara Portuondo es la dama del Buena Vista Social Club, una cantante muy versátil que puede cantar la vieja y la nueva trova, el bolero, el estilo feeling, la balada, la cancionística y los ritmos cubanos.
Nació en el barrio de San Leopoldo (entre Castillejo y Aramburu). Su padre era pelotero, amigo de gente de la cultura: José Luciano Franco, Eliseo Grenet, Sindo Garay y muchos artistas. Tenía un acercamiento con el magisterio, también soñaba con estudiar ballet, cantaba en la escuela y en los cuadros de comedia. Los padres la estimularon para que se integrara al arte, respetaban el mundo del cabaret. En una ocasión acompaña a su hermana Haydée a los ensayos del cabaret Tropicana.
"Yo desde pequeña bailaba, me metía en rumbas callejeras; pero nunca pensé ser bailarina de cabaret, era muy inhibida, no me gustaba la exhibición del cuerpo, sentía timidez ante el mundo profesional, y me negué. Mis padres me dieron enorme apoyo 'vas a representar el país en todo el mundo', aquello fue premonitorio, me dieron mucha confianza y todo se cumplió".
Después de Tropicana viene el encuentro con el feeling, en el Callejón de Hamel; siempre a Omara la persiguen las casualidades, parece que todo artista tiene labrado un destino.
"Omara llega a mi casa en el Callejón de Hamel" –me cuenta en su residencia Angelito Díaz- "a través de Eva Martiatu que vivía en San José entre Lucena y Márquez González. Justo Fuentes era novio de Estela, la hermana de Eva Martiatu, y la casa de ellas era como una sucursal del Callejón de Hamel. Allí, por carambola coincidían: José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Frank Emilio y Justo Fuentes. También visitábamos en Párraga al Niño Rivera, a nivel de velas o quinqué, estábamos palmaos (arrancaos). Otra de las casas también era la de Estela Marrero, donde visitaba Aída Diestro, Leonel Bravet y Elena Burke. Recuerdo que Omara cantó con su hermana una canción de moda titulada: Tailuma, desde entonces les llamaban Las Tailumintas. Estaban en la onda los cuartetos, entonces Frank Emilio propone la formación de un cuarteto vocal mixto. Debutaron en la emisora Mil Diez. Déjame decirte que Omara no tenía idea de ser cantante, esto fue antes de bailar en Tropicana."
Poco a poco Omara se va contactando con nuevas amigas, aparecen Tania Castellanos y Elena Burke. Es exactamente Elena quien la propone como sustituta para el cuarteto de Orlando de la Rosa y posteriormente en el cuarteto de Orlando de la Rosa. Con Orlando viajan a Estados Unidos de América unidos a las voces masculinas de Aurelio Reinoso y Roberto Barceló. Se presentan en La Taberna Cubana de Nueva York.
"Elena me enseñó a resolver muchos problemas, ella fue mi guía. Para mí, ella es la cantante popular número uno de Cuba. Posee un color de voz muy peculiar y un sentido interpretativo extraordinario. Y es ese tipo de persona que mientras más sabe, más enseña a los demás."
Después de esta experiencia de Omara en gira por Estados Unidos de América durante seis meses, canta en la orquesta femenina Anacaona, conoce allí a Moraima Secada; viajan a Haití. A su regreso trabaja nuevamente con el conjunto de Alberto Alonso. Reedita el dúo Las Tailumitas, se presentan en el Show del Mediodía de CMQ. En un programa llamado La descarga de la TV, Omara dice que Elena y ella fueron despedidas del cuarteto de Facundo, porque resultaban “gorditas”.
Elena anda con la idea de integrar un cuarteto estelar, buscan a Aída Diestro, forman, en agosto de 1952, el cuarteto Las D´Aida, que haría época (Elena, Omara, Moraima y Haydée). Debutan en el programa Show del mediodía, de CMQ y después van a Carrusel de la Alegría. Se presentaron en los cabaret más rutilantes: Tropicana, Sans Soucí, alternando con figuras como Nat King Cole, Edith Piaf, Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Rita Montaner, Bola de Nieve: los éxitos quedan en las grabaciones: Mamey colorao, Ya no me quieres, Profecía, Qué jelengue, Las mulatas del cha cha cha´, No puedo ser feliz, Cosas del alma, Elena toma bombón, Tabaco verde. En 1957 con la RCA Víctor y la orquesta de Chico O´Farrill graban: Una noche en Sans Soucí.
Uno de los rincones donde se reunía Omara con sus amigos de la canción y la música era en el bar Celeste –donde surgió la cantante Freddy–. Allí degustaban el imprescindible café con leche de los cubanos.
La etapa de cuartetos finalizó en 1967, después de quince años; Aída les había dejado una escuela, la enseñó a conocerse sus condiciones, a no cantar por cantar. En esa fecha requieren los servicios de Omara en el Festival de Sopot, Polonia, representando la firma disquera Areíto. Por aquella fecha comenzaba el remolino de la Canción Protesta, en la Casa de las Américas. La invita Maggie Prior, Omara se integra con el guitarrista Martín Rojas, con el que caminó un largo trecho en los dominios de la nueva trova. En la clausura del Festival cantó la emblemática canción de Silvio Rodríguez: La era. Le seguirían más adelante: Vuela pena (Amaury Pérez), -con quien le une grandes afectos- Gracias a la vida (Violeta Parra), Siempre es 26 (Martín Rojas). Dos canciones muy significativas fueron las de Tal vez (Juan Formell) y Soy cubana (Grabadas con el grupo de Juan Pablo Torres)
Hay una larga etapa con la obra de Alberto Vera: Lo que me queda por vivir, Amigas, Pido permiso. Uno del hit más radiado fue en la década de 1970: Eso no lo he dicho yo (Olga Navarro), que tiene una introducción a la manera de Los paraguas de Cherburgo, con arreglo de Meme Solís. El concepto de Omara funciona a través de un estudio de la canción junto al autor para conocer la dramaturgia de la creación, para convencer al oyente.
En 1996 Omara se integra a la orquesta Afro Cuban All Stars, obtiene, junto a grandes de la canción como Compay Segundo, el premio Grammy. Después graba con Chucho Valdés un disco de canciones y un CD especial con la orquesta Buena Vista Social Club: Flor de amor. Esta es la etapa en que Omara alcanza sus mayores éxitos y realiza más giras en su carrera.
Omara cuenta con una biografía escrita por el diseñador Palacios.