Es paradójico que en Perú, donde la economía está en un acelerado crecimiento, su inflación es mínima y la pobreza esta disminuyendo; se estén dando los resultados electorales que hasta ahora se están viendo. El ganador de la primera vuelta electoral, Ollanta Humala, es un radical crítico del sistema que se ha venido aplicando para obtener estos logros que no se habían visto hace más de tres décadas.
Con una de las economías de mayor crecimiento sostenido en América Latina en los últimos cinco años (6.7% el año pasado), una inversión extranjera que se ha triplicado y las exportaciones que se han duplicado en los tres últimos años; la inflación está en un 1%, que es uno de los más bajos de la región, una reducción de la pobreza del 56% al 48% y la extrema pobreza ha bajado del 24% al 18% desde el 2003; Perú es, en estos momentos, uno de los países con mejores registros en sus niveles económicos y sociales de toda América Latina, según los últimos datos macroeconómicos dados a conocer por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Teniendo en cuenta estos logros conseguidos en los últimos cinco años, es una paradoja que los resultados registrados en la primera ronda electoral den por ganador a un candidato que está abiertamente en contra con el sistema y métodos se están aplicando para que la situación de los peruanos vaya cambiando escalonadamente. Un ex militar que está en contra del libre mercado, radicalmente nacionalista y con un entorno familiar que hacen unas declaraciones totalmente xenófobas y discriminatorias contra sectores minoritarios en todo el territorio peruano. Aparte de ello, a Ollanta Humala, se le atribuye genocidios colectivos en la época en que era Teniente Coronel del ejército peruano, denuncias que hasta el momento aún tiene pendientes.
Es de esperar que estos resultados electorales hayan despertado muchas suspicacias y desconfianzas. Por segunda semana consecutiva, la bolsa de valores de Perú se viene desplomando y, naturalmente, la inversión extranjera se ha paralizado. La pregunta que se hacen muchos analistas y observadores internacionales es que: Cómo el candidato más radicalmente opuesto a la apertura económica este ganado las elecciones presidenciales en uno de los países de América Latina donde la economía de libre mercado ha sido más exitosa en reducir la pobreza?. Los datos arriba ofrecidos indican claramente que, aunque los resultados conseguidos aún no se noten en los sectores más desfavorecidos de la población peruana; estos están mejorando escalonadamente la maltrecha economía y situación social de Perú.
Cambiar el rumbo económico que se está aplicando en Perú, tendría consecuencias desastrosas. Se necesita seguir aplicando el método actual para seguir paulatinamente creciendo. está claro que hay una demora de tiempo entre el crecimiento económico y su impacto entre la gente. Esto lleva precisamente a que muchas personas se impacientes y se expresen con frases como: “mi situación sigue igual, solo mejora la de los ricos” “Cuál crecimiento? Para mí lo único que crece es la pobreza”. Es imposible que la situación de pobreza y extrema pobreza se erradique de la noche a la mañana. Esto lleva su tiempo, y para ello, se tiene que aplicar un sistema de crecimiento que dure, como mínimo, un par de décadas.
La incertidumbre y la pérdida de esperanzas de la mayoría de la población de un país como Perú, donde se han registrado lamentables épocas gubernamentales; es aprovechada por candidatos como Ollanta Humala, que recurren precisamente al desconcierto de estos sectores mayoritarios, y que son fácilmente manipulables haciéndoles creer nuevamente que su situación cambiará de una vez por todas y para siempre; algo naturalmente absurdo. Lo único que habrán hecho una vez más, es haber dado su voto a un oportunista, y que su situación que tenía visos de cambios, vuelva al punto de partida y se retarde otro ciclo de tiempo.