Respetar el sueño de los hijos y el de uno mismo

Muchas madres necesitan de sus bebés para conciliar el sueño, y luego alegan que “es el bebé quien no puede dormir sin mamá” y que están exhaustas.

Por medio de experiencias adquiridas, mientras trabajé como Au Pair, descubrí que el tiempo para descansar y recuperarse en los brazos de Morfeo, es uno de los placeres que primero se pierden con la llegada de un bebé, pues ya sabemos que hay que alimentarlos cada 3 ó 4 horas, que lloran, y que en muchas ocasiones la solución es tenerlos cerca -en la misma cama- para poder darles calor y alimento, y a la misma vez poder dormir en paz sabiendo que no hay necesidad de levantarse e ir con pies pesados, un poco de taquicardia y exhausta hasta la otra habitación cada vez que el baby phone suene.

Cuando esto se convierte en rutina, pasa a ser costumbre y tanto madre como hijo sienten que, para dormir bien y profundamente, necesitan de la compañía mutua: el hijo estará acostumbrado al olor de mami, a su voz y a que cada vez que se mueva, o que asome la mínima sospecha de incomodidad, mami estará allí para asegurarle que todo está bien; sin embargo para las madres -desde mi punto de vista muy personal- es sólo una comodidad desvergonzada, que perjudica a ambos más de lo que los beneficia.

Si bien es cierto que en el primer trimestre se recomienda estar cerca del bebé durante la noche, los expertos en pediatría han señalado siempre la importancia de desarrollar una rutina diaria que ayude al bebé a saber cuándo es hora de jugar y cuándo de dormir, y así poco a poco ir adaptando su horario al del resto de la familia.. es ley natural! No hay excusa para tener a los hijos hasta los 2 años en la misma cama de los padres, o hasta que llegue un hermanito, y éste deba tomar el puesto del actual “consentido de la cama”, caso que dañaría todo intento pasado de fortalecer la autoestima del niño, pues éste no entenderá por qué debe dormir ahora en su cuarto sólo porque el nuevo bebé llegó.

Al leerlo así, estoy segura de que muchas madres se dan cuenta de que es razonable, y que la teoría suena muy sencilla de realizar, sin embargo no lo es.
Escuchar al bebé llorar en la otra habitación por eternos minutos hace que los padres enloquezcan debido al temor de que él sienta que está siendo abandonado, pero para solucionar esta situación existen otros trucos, como dejar la puerta entreabierta para que él pueda escuchar las voces del resto de la familia, también ayuda mucho entrar al cuarto por intervalos de tiempo y explicarle al bebé que usted está allí, pendiente de él y que regresará en un par de minutos, pero que ahora es hora de dormir. Aunque usted crea que es muy pequeño para comprender, el sonido de su voz con tono tierno y dulce lo tranquiliza, además ésta técnica crea un lazo de confianza entre el bebé y su madre, pues él entiende que mami está allí para él aún cuando no la pueda ver, y que regresará cada cierto tiempo.
Recuerde siempre que dormir no es sólo un placer, sino una necesidad. Los niños tienen necesidades diferentes a los adultos y ni uno ni el otro pueden, ni deben, adaptar su momento de descanso -e intimidad, en el caso de los padres- a las del otro, pues durante el día ninguno de los dos rendirá al máximo.

Niños que duermen regularmente y que cuentan con una rutina diaria en todo, son niños felices, lo que lo hará a usted un padre también muy feliz.