No hay mal que cien años dure. El Valencia se dio anoche un festín en medio de su ajetreada temporada alzándose con el título de Copa con justicia. El equipo de Koeman, entonado hasta ser irreconocible si se le compara con el de la liga, infligió otro duro golpe a la afición azulona, que vio cómo su admirado Getafe sigue gafado en los encuentros decisivos. El triunfo del Valencia llegó con tres certeros cabezazos, el último de los cuales, a cargo de Morientes, acabó por desequilibrar una final más reñida de lo que pueda desprenderse del resultado final.
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