Los Jardines en su inicio

Vuelven Los Jardines de la Tropical

La noticia no puede ser más agradable, Los "Jardines de la Tropical" en La Habana, abrieron nuevamente sus puertas para el disfrute del público.

Los Jardines de la Tropical pertenecen a la leyenda, llenaron un largo y rico capítulo en la música cubana, ahora cumplen 104 años de su creación, por esos salones desfilaron los grandes todos de la música cubana: Arcaño y sus Maravillas, Arsenio Rodríguez, Melodías del 40, Aragón, Sensación, Neno González, Sublime, Jóvenes del Cayo, los grandes todos.

Por abandono de los salones de baile, algunas instalaciones fueron olvidadas, ahora la noticia no puede ser más agradable, Los Jardines de la tropical abrió nuevamente sus puertas para el disfrute del público, al frente de este milagroso proyecto se encuentra el Parque Metropolitano, que está empeñado en organizar un proyecto comunitario de largo alcance. Todos los salones de la Tropical –que son varios traen muchos recuerdos a la población bailadora..

La inauguración de Los Jardines de la Tropical en 1904 es algo para la historia y digno de contarse. La prensa de la época lo refleja abundantemente, el veterano promotor de bailes, Juan Cruz me contó que se organizó una caravana de automóviles y camiones alegóricamente engalanados, con chicas muy bellas –que abundan en el país- luciendo estandartes. La caravana partió de la plaza de San Francisco y al son de marciales pasodobles, con disparos de cohetes, en recorrido por las principales calles de la ciudad. Vean ustedes la importancia que siempre se le dio a la música, el baile y la diversión los hombres de este país.

Los salones de baile ocuparon un lugar decisivo, esencial en las costumbres y la idiosincrasia de los cubanos, eran lugares de encuentros amistosos, de transmisión de costumbres, hábitos, buenos comportamientos, modalidad de estilos. Ejercía una beneficiosa influencia de comunicación, de sentimientos amistosos, todo un acto que nos acercaba al entendimiento y la similitud humana. En el baile se creaban inventivas de pasillos, nuevas modalidades de belleza y destreza, de acrobacia danzística. Un evento de total salud física y mental, propiciadora de cambios deseables. Incluso, Alejo Carpentier, un sabio de la sociedad cubana consideraba al baile, también como un hecho de sanidad. Nunca olvidemos que el baile también ayuda en la descarga de las energías ansiosas y agresivas de las contingencias de la vida cotidiana. Ese es el motivo por el cual Carpentier hablaba del baile como forma de sanear la sociedad.

Haciendo un poco de historia, la investigadora colombiana Adriana Orejuela nos recuerda que Los Jardines de la tropical se remontan a inicios del siglo XX, después de la guerra (siempre después de las guerras viene el deseo de recuperar el tiempo perdido). Con ese ánimo abren sus puertas los salones: Ensueño, La Cúpula, Mamoncillo, Tropical y Templo Indio, que junto a los merenderos, manantiales y bosques –en consonancia con lo ecológico- integrarían los gigantescos Jardines de la Tropical.
Hasta 1940 se estuvieron celebrando fiestas dominicales con el nombre de giras (jiras), romerías o matinés, organizadas por sociedades regionales españolas. “Esos salones –me reveló Antonio Arcaño- se crearon para que los bailadores se acostumbraran a degustar la cerveza con empanadillas, en sustitución del aguardiente o el ron que acostumbraban algunos estamentos sociales. En alguna medida se dice que también estos salones ayudaron a reducir un poco la discriminación racial. A estos lugares acudía la población con más libertad que a un cabaret que se acude con más elegancia, con traje. En La Tropical la gente se ponía su guayabera de hilo, zapatos de dos tonos con huequitos. Todo era muy pintoresco”.

Aunque pocas veces se habla de la resistencia de estas sociedades contra la invasión de los ritmos foráneos, hay que recordar que en esa primera época se bailaba: one steep, two step, fox trot, charleston y estilos europeos: valses, pasodobles. La invasión fue tan grandes que hubo que crear un “Comité de Acción para Cubanizar a Cuba”.
En eso llegó que se marida con el son, nace un hijo: el danzonete. En la década de 1920 fueron eliminando las orquestas de charanga, contrataban jazz bands y algunos septetos que estaban de moda: Septeto Habanero, Nacional Habana Sport. Después de 1929 el danzonete salva a las charangas, igual que sucedió a partir de 1953 con la orquesta América y el cha cha chá.

Adriana Orejuela nos recuerda que eran frecuente se bautizaran las “jiras” con títulos de composiciones o estribillos de moda: A Belén le toca ahora, Roquilli no quiere llanto, El Cerro tiene la llave, Camina Juan pescao, Repite y pon camarón, A Cayo Hueso le tocó, Bombomchá, Maracaibo oriental.

La historia de Los Jardines de la Tropical y de los salones de recreo de La Habana es una larga historia que no cabe en esta crónica, tampoco quiero hablar de la época más contemporánea, lo dejaremos para otro momento. Pero, como dice una canción de Piloto y Vera: Hay que recordar y hay que proteger nuestras tradiciones, porque de ahí viene nuestra cultura que heredamos de abuelos y padres y que dejaremos a nuestros hijos. Yo estoy perfectamente convencido que la solución de los bailes, la diversión, el entretenimiento sano y culto, tiene mucho que aprender de las sociedades de instrucción y recreo.